REFLEXIONES

¡OH! la bienaventuranza de tener un Dios en pacto en quien confiar, y ese Dios en quien siempre mirar hacia arriba y apoyarse en un Mediador ya través de él, que ha completado, por su perfecta obediencia y muerte, la salvación de su pueblo. Alma mía, ¿estás tan mirando hacia él, tan dependiendo de él, como para convertirlo en tu única roca, tu única defensa y salvación? Manifiesta entonces la firmeza de tu confianza, en una espera silenciosa, paciente y sumisa.

Recuerda en todo momento que el tiempo de liberación del Señor es el mejor, y aprende a decir en cada ocasión de prueba: Él vendrá, será hallado por los que lo buscan; porque el Señor espera para ser misericordioso, odia el repudio, en su amor reposa. Confiaré y no temeré, porque el Señor Jehová es mi fuerza y ​​mi cántico; él también ha llegado a ser mi salvación.

¡Oh! Hijos de los hombres, que no conocéis a mi Dios, ¿cuál pensáis que debéis ser el resultado final de despreciar una salvación tan grande? ¡Oh! ¿Piensa, antes de que sea demasiado tarde, en qué base vacilante depositas todas tus esperanzas? Seguramente la Roca de los impíos, no es como nuestra Roca, incluso nuestros enemigos mismos son jueces. ¡Oh! besad al Hijo, no sea que se enoje, y perezcáis del camino cuando su ira se encienda un poco. Bienaventurados todos los que en él confían.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad