¡Cuán aplicable y apropiado es este himno de alabanza, para que lo usen todos los redimidos de la tierra, después de la revisión de misericordias tan indecibles como este Salmo ha registrado! ¿Quién podrá retener el justo tributo de alabanza entre todos los reinos de la tierra? El cielo es en verdad el lugar del gozo incesante y de las acciones de gracias a Dios y al Cordero; pero hasta que lleguemos a ese lugar bendito, toda lengua, todo corazón, toda facultad del alma y del cuerpo, debe ser invocada en el cántico de la redención.

Quien que contempla la majestad soberana de Jehová, su gloria, su poder, su supremo honor y santidad, pero debe perderse en el asombro, pensar en las manifestaciones condescendientes de su gracia, en la persona y oficios de su co-igual, co -¡Hijo eterno! Bien, podemos clamar, ¡bendito sea Dios! ¡Bendito sea Dios, por Jesucristo!

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