Nada puede ser más hermoso o interesante que la transición que se hace aquí de Ethan al mismo Jehová. El escritor sagrado había decidido dar a conocer las misericordias de Dios; pero al hacerlo, el Señor mismo se presenta como proclamándolos. Lector, haga una pausa y recuerde quién es el orador en estos versículos; y luego preste atención a las declaraciones más benditas y llenas de gracia contenidas en ellos. Fíjense en lo que dice el Señor Dios: La misericordia será edificada para siempre.

¿Y cómo? En Cristo: porque Él es el primogénito en el vientre de la misericordia, la misericordia prometida, que entró con la caída, cuando se dijo, la simiente de la mujer herirá la cabeza de la serpiente; Génesis 3:15 . Y por eso, cuando Zacarías cantó acerca del acercamiento de Cristo, lo llamó por este mismo nombre, la Misericordia prometida; Lucas 1:72 .

Lector, déjese llevar por el delicioso pensamiento, porque es una bendición. Cristo es en verdad la misericordia, edificada por Jehová para siempre. Porque en él los hombres serán bienaventurados; y de él no hay una sola misericordia para la raza caída de Adán. ¡Precioso, precioso Jesús! Cuando pienso en la misericordia que eres para con tu pueblo, y también la misericordia de tu Padre, hasta los confines de la tierra, ¡cómo se regocija mi alma en el consuelo! La misericordia será edificada para siempre.

Es una bendición observar cómo, en referencia a esto, en todas las edades de la iglesia, el Espíritu Santo consoló al pueblo con la seguridad de que Jehová construiría el tabernáculo de David, que estaba caído; es decir, nuestra pobre naturaleza arruinada, y restaurar las desolaciones de muchas generaciones. Amós 9:11 ; Isaías 61:4 ; Apocalipsis 21:3 .

Jehová, habiendo proclamado así que el monte santo de su voluntad y placer, procede a informar a la iglesia cómo se establece el edificio eterno de la misericordia: He hecho un pacto con mi escogido. Aquí la iglesia se refiere al propósito de redención del pacto de Jehová, fundado en su propio amor eterno, y asegurado a la iglesia en el concilio de paz entre las personas de la Deidad antes de que comenzara el mundo.

De ahí todas esas gloriosas escrituras, en las que se representa a Jehová realizando la transacción de los propósitos eternos de la redención con su amado Hijo, Isaías 49:1 ; Salmo 72:7 ; Salmo 72:7 ; Tito 1:2 ; y de ahí todas esas promesas hechas a David, como típicas de Cristo, de las que tanto abunda la historia de David. 2 Samuel 7:1 .

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