El salmista no puede concluir, por más que prueben los ejercicios personales del alma, sin tener confianza en la fidelidad divina y sin proclamar la gloria de Jehová al contemplarla. Sea como fuere, el Señor será bendecido para siempre. Como si hubiera dicho: ¿Qué significa todos los desalientos dentro de mí o alrededor de mí? sin, aunque peleas; y por dentro, aunque temores; pero el Señor reina, regocíjese la tierra.

Dios mi Padre es fiel, Jesús vive, su sangre y justicia son la misma, y ​​el Espíritu Santo pone su sello de que Dios es verdadero. Por tanto, le pondré doble amén; así es, y así debe ser y siempre será, Amén. Bendito sea Jehová por los siglos de los siglos; y diga todo el pueblo: Amén.

REFLEXIONES

MI alma, hizo Ethan; Decídete a cantar las misericordias del pacto del Señor, y a hacer de éste el cántico de su regocijo para siempre; ¿y permitirás que tu arpa cuelgue sobre los sauces? ¿No lo quitarás y proclamarás el mismo pacto de fidelidad de Jehová por todas las generaciones? Oíd lo que el Señor Dios mismo ha dicho al respecto. - La misericordia es edificada por el mismo Jehová para siempre: sí, las misericordias seguras de David.

¿Y no es Cristo esta misericordia? ¿No son todas las misericordias, que son misericordias reales, fundadas en él y fluyendo enteramente de él? ¿No es Jesús quien da dulzura, valor, gozo y continuidad a toda misericordia? ¿Y no todas las bendiciones derivan verdaderamente su propiedad como bendiciones de Jesús? ¡Oh! bendita consideración! La misericordia se construye para siempre. Jehová ha hecho pacto con sus escogidos; y por tanto, en la palabra y el juramento de Jehová, se aseguran todas las bendiciones, temporales, espirituales y eternas. Aleluya.

¿Y tú, alma mía, has oído y conocido este alegre sonido? ¿Caminas a la luz del rostro divino? ¿Te regocijas en Jesús todo el día, y en su justicia te glorías? ¿Es este santo, este todopoderoso, este escogido de Dios, tu escogido? ¿Y dices de él: Este es aquel a quien ama mi alma? ¡Señor, elige nuestra herencia para nosotros!

¡Padre Santo! mi alma desea inclinarse ante el estrado de tus pies, bajo un profundo sentimiento de pecado. ¡De cuántos caminos y de cuántos y variados senderos de transgresión he abandonado tus leyes y no he andado en tus juicios! Señor, acepto el castigo de mi iniquidad y, no obstante, te bendigo por lo precioso en tus compromisos de pacto con Jesús, por el cual has dicho que no mentirás a David.

Por su amor, Señor, ayúdame a descansar en la plena certeza de todas las promesas de tu pacto, que su descendencia perdurará para siempre, y su trono como el sol delante de ti. Que mi alma se regocije exultante en el Señor, y por los triunfos de Cristo, clame en el mismo idioma que tu siervo: Bendito sea el Señor por los siglos de los siglos. Amén y amén.

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