• Éxodo 9:23

    Moisés extendió su vara hacia el cielo, y el SEÑOR envió truenos y granizo. El fuego se descargó sobre la tierra, y el SEÑOR hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.

  • Éxodo 9:24

    Hubo, pues, granizo y fuego centelleante mezclado con el granizo, y era tan pesado que nunca lo hubo como aquel en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser nación.

  • Éxodo 9:25

    El granizo destruyó en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, tanto los hombres como los animales. El granizo también arruinó toda la hierba del campo y destrozó todos los árboles del campo.

  • Éxodo 9:26

    Solo en la tierra de Gosén, donde habitaban los hijos de Israel, no cayó granizo.

  • Éxodo 9:27

    Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: — He pecado esta vez. El SEÑOR es el justo; yo y mi pueblo somos los culpables.

  • Éxodo 9:28

    Rueguen al SEÑOR para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y yo los dejaré ir, y ustedes no se detendrán más.

  • Éxodo 9:29

    Moisés le respondió: — Al salir yo de la ciudad, extenderé mis manos al SEÑOR, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es del SEÑOR.

  • Éxodo 9:30

    Pero yo sé que ni tú ni tus servidores temen todavía la presencia del SEÑOR Dios.

  • Éxodo 9:31

    El lino y la cebada fueron destruidos, porque la cebada estaba en espiga y el lino en flor.

  • Éxodo 9:32

    Pero el trigo y el centeno no fueron destruidos, pues eran tardíos.

  • Éxodo 9:33

    Después de haber salido de la presencia del faraón y de la ciudad, Moisés extendió sus manos al SEÑOR, y cesaron los truenos y el granizo; y no cayó más lluvia sobre la tierra.

  • Éxodo 9:34

    Entonces, al ver que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, el faraón volvió a pecar. Tanto él como sus servidores endurecieron su corazón.

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