• Éxodo 9:7

    El faraón envió observadores, y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto ni un solo animal. Pero el corazón del faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo.

  • Éxodo 9:8

    El SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón: — Tomen puñados de hollín de un horno, y que Moisés lo esparza hacia el cielo, en presencia del faraón.

  • Éxodo 9:9

    Este se convertirá en polvo sobre toda la tierra de Egipto, y ocasionará sarpullido que producirá úlceras, tanto en los hombres como en los animales, en toda la tierra de Egipto.

  • Éxodo 9:10

    Tomaron, pues, el hollín del horno y se pusieron de pie delante del faraón. Moisés lo esparció hacia el cielo, y se convirtió en sarpullido que producía úlceras, tanto en los hombres como en los animales.

  • Éxodo 9:11

    Y los magos no podían estar en presencia de Moisés por causa de las úlceras, porque los magos tenían úlceras, como todos los egipcios.

  • Éxodo 9:12

    Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón. Y este no los escuchó, tal como el SEÑOR lo había dicho a Moisés.

  • Éxodo 9:13

    Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: — Levántate muy de mañana, preséntate delante del faraón y dile que el SEÑOR, el Dios de los hebreos, dice así: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

  • Éxodo 9:14

    Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas sobre ti, sobre tus servidores y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra.

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