• Hechos 8:4

    Entonces, los que fueron esparcidos anduvieron anunciando la palabra.

  • Hechos 8:5

    Y Felipe descendió a la ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo.

  • Hechos 8:6

    Cuando la gente oía y veía las señales que hacía, escuchaba atentamente y de común acuerdo lo que Felipe decía.

  • Hechos 8:7

    Porque de muchas personas salían espíritus inmundos, dando grandes gritos, y muchos paralíticos y cojos eran sanados;

  • Hechos 8:8

    de modo que había gran regocijo en aquella ciudad.

  • Hechos 8:9

    Hacía tiempo había en la ciudad cierto hombre llamado Simón, que practicaba la magia y engañaba a la gente de Samaria, diciendo ser alguien grande.

  • Hechos 8:10

    Todos estaban atentos a él, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: “¡Este sí que es el Poder de Dios, llamado Grande!”.

  • Hechos 8:11

    Le prestaban atención, porque con sus artes mágicas les había asombrado por mucho tiempo.

  • Hechos 8:12

    Pero cuando creyeron a Felipe mientras anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

  • Hechos 8:13

    Aun Simón mismo creyó, y una vez bautizado él acompañaba a Felipe; y viendo las señales y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito.

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