• Jonás 4:3

    Ahora, oh SEÑOR, por favor, quítame la vida porque mejor me es la muerte que la vida.

  • Jonás 4:4

    El SEÑOR le respondió: — ¿Haces bien en enojarte tanto?

  • Jonás 4:5

    Entonces Jonás salió de la ciudad y se sentó al oriente de ella. Allí se hizo una enramada y se sentó a su sombra hasta ver qué sucedería a la ciudad.

  • Jonás 4:6

    Entonces el SEÑOR dispuso que creciera una planta de ricino, para que hiciera sombra sobre la cabeza de Jonás para protegerlo de la insolación. Y Jonás se alegró muchísimo por el ricino.

  • Jonás 4:7

    Pero Dios dispuso también, al amanecer del día siguiente, un gusano que atacó la planta de ricino y esta se secó.

  • Jonás 4:8

    Y aconteció que al salir el sol Dios dispuso un sofocante viento oriental y el sol hirió la cabeza de Jonás, de modo que se desmayaba y anhelaba morirse. Y dijo: — ¡Mejor me es la muerte que la vida!

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