• Jueces 8:10

    Zébaj y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército de unos quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el campamento de los hijos del oriente, porque los caídos habían sido ciento veinte mil hombres que sacaban espada.

  • Jueces 8:11

    Entonces Gedeón subió por la ruta de los que habitan en tiendas, al este de Nóbaj y Jogbea, y atacó el campamento cuando este no estaba en guardia.

  • Jueces 8:12

    Zébaj y Zalmuna huyeron, pero él los persiguió. Luego capturó a Zébaj y a Zalmuna, los dos reyes de Madián, y causó pánico en todo el campamento.

  • Jueces 8:13

    Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla por la cuesta de Heres.

  • Jueces 8:14

    Y capturó a un joven de los hombres de Sucot y lo interrogó. Él le dio por escrito los nombres de los jefes de Sucot y de sus ancianos: setenta y siete hombres.

  • Jueces 8:15

    Luego fue a los hombres de Sucot y dijo: — Aquí están Zébaj y Zalmuna, acerca de los cuales me afrentaron diciendo: “¿Están ya las manos de Zébaj y de Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tus hombres cansados?”.

  • Jueces 8:16

    Entonces tomó a los ancianos de la ciudad, y azotó con espinas y cardos del desierto a los hombres de Sucot.

  • Jueces 8:17

    Asimismo, derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de la ciudad.

  • Jueces 8:18

    Luego preguntó a Zébaj y a Zalmuna: — ¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que mataron en Tabor? Ellos respondieron: — Como tú, así eran ellos; cada uno parecía ser hijo de rey.

  • Jueces 8:19

    Él dijo: — ¡Eran mis hermanos, hijos de mi madre! ¡Vive el SEÑOR, que si les hubieran perdonado la vida yo no los mataría!

  • Jueces 8:20

    Entonces dijo a Jeter, su primogénito: — ¡Levántate y mátalos! Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues todavía era un muchacho.

  • Jueces 8:21

    Entonces Zébaj y Zalmuna dijeron: — Levántate tú y mátanos; porque como es el hombre así es su valentía. Entonces se levantó Gedeón y mató a Zébaj y a Zalmuna, y tomó las lunetas que sus camellos traían al cuello.

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