• Lucas 9:37

    Aconteció al día siguiente, cuando habían bajado del monte, que una gran multitud le salió al encuentro.

  • Lucas 9:38

    Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: — Maestro, te ruego que veas a mi hijo, que es el único que tengo.

  • Lucas 9:39

    He aquí un espíritu lo toma, y de repente grita y lo convulsiona con espumarajos; lo hace pedazos y difícilmente se aparta de él.

  • Lucas 9:40

    Yo rogué a tus discípulos que lo echaran fuera pero no pudieron.

  • Lucas 9:41

    Respondiendo Jesús, dijo: — ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes y los soportaré? Trae a tu hijo acá.

  • Lucas 9:42

    Y mientras aún se acercaba, el demonio lo derribó y lo convulsionó. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho, y se lo entregó a su padre.

  • Lucas 9:43

    Y todos se maravillaban de la grandeza de Dios. Jesús anuncia su humillación Como todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:

  • Lucas 9:44

    — Pongan en sus oídos estas palabras, porque el Hijo del Hombre ha de ser entregado en manos de hombres.

  • Lucas 9:45

    Pero ellos no entendían este dicho, pues les estaba encubierto para que no lo percibieran. Y temían preguntarle acerca de este dicho.

  • Lucas 9:46

    Entonces hubo una discusión entre los discípulos: cuál de ellos sería el más importante.

  • Lucas 9:47

    Pero Jesús, percibiendo los razonamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso a su lado

  • Lucas 9:48

    y les dijo: — Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre me recibe a mí; y cualquiera que me reciba a mí recibe al que me envió. Porque el que es más pequeño entre todos ustedes, este es el más importante.

  • Lucas 9:49

    Entonces respondiendo Juan, dijo: — Maestro, vimos a cierto hombre echando fuera demonios en tu nombre, y se lo prohibimos porque no sigue con nosotros.

  • Lucas 9:50

    Jesús le dijo: — No se lo prohíban. Porque el que no es contra ustedes, por ustedes es.

  • Lucas 9:51

    Aconteció que, cuando se cumplía el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalén.

  • Lucas 9:52

    Envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos,

  • Lucas 9:53

    pero no lo recibieron porque vieron en su cara que iba a Jerusalén.

  • Lucas 9:54

    Al ver esto, sus discípulos Jacobo y Juan le dijeron: — Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?

  • Lucas 9:55

    Él se dio vuelta y los reprendió,

  • Lucas 9:56

    y fueron a otra aldea.

  • Lucas 9:57

    Mientras ellos iban por el camino, cierto hombre le dijo: — ¡Te seguiré a dondequiera que vayas!

  • Lucas 9:58

    Jesús le dijo: — Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen nidos pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

  • Lucas 9:59

    Dijo a otro: — Sígueme. Pero él le dijo: — Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre.

  • Lucas 9:60

    Y Jesús le dijo: — Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú ¡ve y anuncia el reino de Dios!

  • Lucas 9:61

    Entonces también le dijo otro: — Te seguiré, Señor, pero primero permite que me despida de los que están en mi casa.

  • Lucas 9:62

    Pero Jesús le dijo: — Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás es apto para el reino de Dios.

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