• Mateo 26:39

    Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: — Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú.

  • Mateo 26:40

    Volvió a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: — ¿Así que no han podido velar ni una sola hora conmigo?

  • Mateo 26:41

    Velen y oren, para que no entren en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil.

  • Mateo 26:42

    Por segunda vez se apartó y oró diciendo: — Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

  • Mateo 26:43

    Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.

  • Mateo 26:44

    Dejándolos, se apartó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.

  • Mateo 26:45

    Entonces volvió a sus discípulos y les dijo: — ¿Todavía están durmiendo y descansando? He aquí la hora está cerca, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

  • Mateo 26:46

    ¡Levántense, vamos! He aquí está cerca el que me entrega.

  • Mateo 26:47

    Mientras él aún hablaba, vino Judas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

  • Mateo 26:48

    El que le entregaba les había dado señal diciendo: “Al que yo bese, ese es. Préndanle”.

  • Mateo 26:49

    De inmediato se acercó a Jesús y dijo: — ¡Te saludo, Rabí! Y lo besó.

  • Mateo 26:50

    Pero Jesús le dijo: — Amigo, haz lo que viniste a hacer. Entonces ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.

  • Mateo 26:51

    Y he aquí uno de los que estaban con Jesús extendió su mano, sacó su espada y, golpeando a un siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja.

  • Mateo 26:52

    Entonces Jesús le dijo: — Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman espada, a espada perecerán.

  • Mateo 26:53

    ¿O piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones de ángeles?

  • Mateo 26:54

    Entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que es necesario que suceda de esta manera?

  • Mateo 26:55

    En ese momento Jesús dijo a la multitud: — ¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos para prenderme? Cada día me sentaba enseñando en el templo, y no me prendieron.

  • Mateo 26:56

    Pero todo esto ha ocurrido para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron.

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