• Mateo 8:24

    Y de repente se levantó una tempestad tan grande en el mar que las olas cubrían la barca, pero él dormía.

  • Mateo 8:25

    Y acercándose, lo despertaron diciendo: — ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

  • Mateo 8:26

    Y él les dijo: — ¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? Entonces se levantó y reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza.

  • Mateo 8:27

    Los hombres se maravillaron y decían: — ¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?

  • Mateo 8:28

    Una vez llegado a la otra orilla, a la región de los gadarenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que habían salido de los sepulcros. Eran violentos en extremo, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.

  • Mateo 8:29

    Y he aquí, ellos lanzaron gritos diciendo: — ¿Qué tienes con nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

  • Mateo 8:30

    Lejos de ellos estaba paciendo un gran hato de cerdos,

  • Mateo 8:31

    y los demonios le rogaron diciendo: — Si nos echas fuera, envíanos a aquel hato de cerdos.

  • Mateo 8:32

    Él les dijo: — ¡Vayan! Ellos salieron y se fueron a los cerdos, y he aquí todo el hato de cerdos se lanzó al mar por un despeñadero y murieron en el agua.

  • Mateo 8:33

    Los que apacentaban los cerdos huyeron, se fueron a la ciudad y lo contaron todo, aun lo que había pasado a los endemoniados.

  • Mateo 8:34

    Y he aquí, toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, cuando lo vieron, le rogaban que se fuera de sus territorios.

Continúa después de la publicidad