- 
                
                
Y dirás: “¡Cómo aborrecí la disciplina y mi corazón menospreció la reprensión!
             
                    - 
                
                
No escuché la voz de mis maestros, y a los que me enseñaban no incliné mi oído.
             
                    - 
                
                
Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación”. 
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad