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El hombre, como la hierba son sus días: Florece como la flor del campo
             
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que, cuando pasa el viento, perece y su lugar no la vuelve a conocer.
             
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Pero la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen; y su justicia sobre los hijos de sus hijos,
             
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sobre los que guardan su pacto y se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
             
            
    
    
    
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