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¡Mira; respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío! Alumbra mis ojos para que no duerma de muerte.
             
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No sea que mi enemigo diga: “¡Lo vencí!”. Mis enemigos se alegrarán si yo resbalo.
             
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Pero yo confío en tu misericordia; mi corazón se alegra en tu salvación.
             
            
    
    
    
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