- 
                
                
Oh SEÑOR, Dios mío, tú has multiplicado tus maravillas y tus pensamientos para con nosotros. No hay nadie comparable a ti. Si intentara referirme y hablar de ellos, serían demasiados como para ser contados.
             
                    - 
                
                
El sacrificio y la ofrenda no te agradan; tú has abierto mis oídos. Holocaustos y sacrificios por el pecado no has pedido.
             
                    - 
                
                
Entonces dije: “He aquí, yo vengo. En el rollo de pergamino está escrito acerca de mí:
             
                    - 
                
                
‘El hacer tu voluntad, oh Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mi corazón’ ”.
             
                    - 
                
                
He anunciado justicia en la gran congregación; he aquí, no he detenido mis labios. Oh SEÑOR, tú lo sabes.
             
                    - 
                
                
No he encubierto tu justicia dentro de mi corazón; he proclamado tu fidelidad y tu salvación. No he ocultado tu misericordia ni tu verdad en la gran congregación.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad