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Ciertamente me has alegrado, oh SEÑOR, con tus hechos; grito de gozo por las obras de tus manos.
             
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¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.
             
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El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto:
             
            
    
    
    
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