• 1 Corintios 14:6

    Ahora pues, hermanos, si yo fuera a ustedes hablando en lenguas, ¿de qué provecho les sería, si no les hablara con revelación, o con conocimiento, o con profecía, o con enseñanza?

  • 1 Corintios 14:7

    Aun las cosas inanimadas como la flauta o el arpa, cuando producen sonido, si no hacen clara distinción de tonos, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o se toca con el arpa?

  • 1 Corintios 14:8

    También, si la trompeta produce un sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?

  • 1 Corintios 14:9

    Así también ustedes, si mediante la lengua no producen palabras comprensibles, ¿cómo se entenderá lo que se dice? Porque estarán hablando al aire.

  • 1 Corintios 14:10

    Hay, por ejemplo, tanta diversidad de idiomas en el mundo; y ninguno carece de significado.

  • 1 Corintios 14:11

    Por eso, si yo desconozco el significado del idioma, seré como extranjero al que habla, y el que habla será como extranjero para mí.

  • 1 Corintios 14:12

    Así también ustedes; puesto que anhelan los dones espirituales, procuren abundar en ellos para la edificación de la iglesia.

  • 1 Corintios 14:13

    Por eso, quien habla en una lengua, pida en oración poderla interpretar.

  • 1 Corintios 14:14

    Porque si yo oro en una lengua, mi espíritu ora; pero mi entendimiento queda sin fruto.

  • 1 Corintios 14:15

    ¿Qué pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento. Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

  • 1 Corintios 14:16

    Pues de otro modo, si das gracias con el espíritu, ¿cómo dirá “amén” a tu acción de gracias el que ocupa el lugar de indocto, ya que no sabe lo que estás diciendo?

  • 1 Corintios 14:17

    Porque tú, a la verdad, expresas bien la acción de gracias, pero el otro no es edificado.

  • 1 Corintios 14:18

    Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos ustedes.

  • 1 Corintios 14:19

    Sin embargo, en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi sentido, para que enseñe también a los demás, que diez mil palabras en una lengua.

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