• 2 Reyes 4:8

    Aconteció que cierto día pasaba Eliseo por Sunem. Y había allí una mujer importante, quien lo invitó insistentemente a comer. Y sucedía que cada vez que él pasaba, entraba allí a comer.

  • 2 Reyes 4:9

    Entonces ella dijo a su marido: — He aquí, yo sé que este hombre que siempre pasa por nuestra casa es un santo hombre de Dios.

  • 2 Reyes 4:10

    Hagamos un pequeño cuarto en la azotea, y pongamos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara para él, a fin de que cuando venga a nosotros, pueda quedarse allí.

  • 2 Reyes 4:11

    Aconteció que cierto día él llegó por allí, subió al cuarto y se acostó allí.

  • 2 Reyes 4:12

    Entonces dijo a Guejazi, su criado: — Llama a esta sunamita. Cuando la llamó, ella se presentó delante de él;

  • 2 Reyes 4:13

    y Eliseo dijo a Guejazi: — Dile: “He aquí, tú te has preocupado de nosotros con todo este cuidado. ¿Qué se puede hacer por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al jefe del ejército?”. Pero ella respondió: — Yo habito en medio de mi pueblo.

  • 2 Reyes 4:14

    Eliseo preguntó: — ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Guejazi respondió: — A la verdad, ella no tiene hijos, y su marido es viejo.

  • 2 Reyes 4:15

    Entonces Eliseo dijo: — Llámala. Él la llamó, y ella se detuvo a la puerta.

  • 2 Reyes 4:16

    Entonces él dijo: — El año que viene, por este tiempo, tú abrazarás un hijo. Ella dijo: — ¡No, señor mío, hombre de Dios! ¡No engañes a tu sierva!

  • 2 Reyes 4:17

    Pero la mujer concibió y dio a luz un hijo al año siguiente, por el tiempo que Eliseo le había dicho.

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