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Al huerto de los nogales descendí, para ver los retoños del valle, para ver si las vides ya han florecido; si han brotado los granados.
             
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Y antes que me diera cuenta, mi alma me puso sobre los carros de mi generoso pueblo. 
             
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¡Vuelve, vuelve, oh Sulamita! ¡Vuelve, vuelve; queremos mirarte! La amada   ¿Qué han de observar en la Sulamita, cuando danza en medio de los dos campamentos? 
             
            
    
    
    
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