Y Jezabel, su mujer, le dijo: ¿Ahora gobiernas el reino de Israel? Levántate y come pan, y alégrate tu corazón; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.

¿Así gobiernas ahora el reino de Israel? - una burla sarcástica: "¡Un bonito rey entonces! ¿Sabes usar tu poder y tomar lo que te apetece? Ajab no parece haber contemplado la posibilidad de adquirir la tan deseada parcela mediante la injusticia y la crueldad. Nunca soñó con el desesperado recurso de realizar sus deseos por el método que Jezabel ideó; al menos no insinuó tal cosa, mientras que su mente sin escrúpulos determinó de inmediato y sin vacilar el plan verdaderamente oriental y despótico de deshacerse de Nabot mediante el asesinato.

Levántate... Te daré la viña. Apenas Jezabel se da cuenta de la angustia de su marido, después de reprenderlo por su pusilanimidad, y de pedirle que actúe como un rey, le dice que no se preocupe más por esa nimiedad; si no, le garantizará la posesión de la viña.

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