Y aconteció que al día siguiente, que era el segundo día del mes, el lugar de David quedó vacío; y Saúl dijo a Jonatán su hijo: ¿Por qué no vino a comer el hijo de Isaí ni ayer ni hoy?

Al día siguiente, que era el segundo día del mes. Siendo incierto el momento de la aparición de la luna, ya sea al mediodía, al anochecer o a la medianoche, la fiesta se prolongó durante dos días. La costumbre, no la ley, había introducido esto.

Saúl dijo a Jonatán... ¿Por qué no viene el hijo de Isaí? La pregunta fue hecha, por así decirlo, casualmente y con el mayor aire de indiferencia que pudo asumir. Y habiendo respondido Jonatán que David había pedido y obtenido su permiso para asistir a un aniversario familiar en Belén, las pasiones reprimidas del rey, que penetraron en la política del príncipe, estallaron en una violenta tormenta de ira e invectivas contra su hijo.

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