Ahora, pues, te ruego que mi señor el rey escuche las palabras de su siervo. Si el Señor te ha incitado contra mí, que acepte una ofrenda; pero si son hijos de los hombres, malditos sean ante el Señor, pues me han expulsado hoy de permanecer en la heredad del Señor, diciendo: Ve y sirve a otros dioses.

Si el Señor te ha incitado contra mí - por el espíritu maligno que ha enviado, o por cualquier ofensa espiritual con la que le hayamos disgustado mutuamente.

Que acepte una ofrenda, es decir, ofrezcamos juntos un sacrificio para apaciguar su ira contra nosotros.

Si son hijos de los hombres. La prudencia, la mezquindad y el discurso de David al atribuir la enemistad del rey a las instigaciones de algunos calumniadores maliciosos, y no a los celos del mismo Saúl, son dignos de mención.

Diciendo: Id, servid a otros dioses. Esta fue la deriva de su conducta. Al expulsarlo de la tierra y las ordenanzas del verdadero culto, a países extranjeros y paganos, lo estaban exponiendo a todas las seducciones de la idolatría.

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