¿Por qué, pues, endurecéis vuestros corazones, como los egipcios y el Faraón endurecieron sus corazones? Cuando hizo maravillas entre ellos, ¿no dejaron ir al pueblo, y se fueron?

¿Por qué, pues, endurecéis vuestros corazones, como los egipcios y el Faraón endurecieron sus corazones? El recuerdo de los atroces juicios que se habían infligido a Egipto no se había borrado todavía. Ya sea que se conservaran en registros escritos o en la tradición flotante, todavía estaban frescos en la mente de los hombres, y al ser ampliamente difundidos, eran sin duda el medio de difundir el conocimiento y el temor del verdadero Dios.

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