Entonces Saúl se acercó a Samuel en la puerta, y dijo: Dime, te ruego, dónde está la casa del vidente.

Dime, te ruego, dónde está la casa del vidente. Satisfaciendo la pregunta del extraño, Samuel lo invitó a la fiesta, así como a quedarse hasta el día siguiente; y para reconciliarlo con la demora, le aseguró que los asnos extraviados habían sido recuperados.

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