Entonces Saúl dijo a su criado: "Pero si vamos, ¿qué le llevaremos a ese hombre? porque el pan se ha gastado en nuestros recipientes, y no hay regalo que llevar al hombre de Dios: ¿qué tenemos?

¿Qué le llevaremos al hombre? De acuerdo con las nociones orientales, se consideraría una falta de respeto para cualquier persona ir a la presencia de un hombre superior de rango o de la estación oficial, sin un regalo de algún tipo en su mano, aunque sea insignificante en valor.

El pan se gasta en nuestras naves. Los pastores que van en busca de su ganado guardan en un saco tanta harina para hacer pan como la que puede durar a veces treinta días. Parece que Saúl pensó en dar al hombre de Dios una torta de su bolsa de viaje, y esto habría sido suficiente para realizar el indispensable acto de civismo, el tributo acostumbrado a la dignidad oficial.

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