Y quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y Jerusalén.

Quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares; no se podría haber puesto mayor marca de infamia sobre los sacerdotes idólatras que la exhumación de sus huesos; y no se podría haber hecho una mayor profanación a los altares de la idolatría que quemar sobre ellos los huesos de aquellos que habían oficiado allí en vida.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad