Sin embargo, esperamos, según su promesa, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

No obstante , en contraste con los efectos destructivos del día de Dios, se destacan sus efectos constructivos. Así como el diluvio fue el bautismo de la tierra, resultando en su renovación y liberación parcial de 'la maldición', así su bautismo con fuego la purificará, para ser la morada renovada del hombre regenerado, completamente libre de la maldición.

Su promesa "Nosotros" no es enfático.

Nuevos cielos - nueva atmósfera, rodeando la tierra renovada.

Justicia - mora en ese mundo como su hogar, habiendo sido eliminadas todas las contaminaciones; todos los demás goces son los accidentes; la justicia es la esencia del disfrute celestial.

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