Y el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no le tengas miedo. Y se levantó, y descendió con él al rey.

Se levantó y descendió con él. Un maravilloso ejemplo de fe y obediencia. Aunque sabía muy bien lo odiosa que era su presencia para el rey, al recibir la orden de Dios, fue sin vacilar, y repitió con sus propios labios las desagradables noticias transmitidas por los mensajeros.

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