Al séptimo año, Joiada envió a buscar a los jefes de centenas, con los capitanes y la guardia, y los llevó a él a la casa de Jehová, e hizo un pacto con ellos, y les tomó juramento en la casa de Jehová, y les mostró al hijo del rey.

Y el séptimo año, es decir, del reinado de Atalía y del rescate de Joás.

Joiada envió a buscar a los gobernantes ... Difícilmente podría haber obtenido una convocatoria tan general si no fuera en el momento, o con el pretexto, de una fiesta pública y solemne. Después de haberles revelado el secreto de la preservación del joven rey, y de haber hecho un pacto con ellos para derrocar al tirano, acordó con ellos el plan y el momento de llevar a cabo su conspiración (ver las notas en 2 Crónicas 22:10 ; 2 Crónicas 23:1 .)

 La conducta de Joiada, que desempeñó el papel principal y dirigente en esta conspiración, admite una fácil y plena justificación: pues, aunque Atalía era una usurpadora y pertenecía a una raza consagrada por la denuncia divina a la destrucción, incluso su propia esposa tenía un derecho mejor y más fuerte al trono; la soberanía de Judá ha sido divinamente apropiada a la familia de David, y por lo tanto el joven príncipe a quien se proponía conferir la corona poseía un derecho inherente a ella, del cual un usurpador no podía privarlo.

Además, lo más probable es que Joiada fuera el sumo sacerdote, cuyo deber oficial era velar por la debida ejecución de las leyes de Dios, y que, en su actual movimiento, contaba con el estímulo y el apoyo de las principales autoridades, tanto civiles como eclesiásticas, del país. Además de todas estas consideraciones, parece haber sido dirigido por un impulso del Espíritu Divino, a través de los consejos y exhortaciones de los profetas de la época.

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