Y aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos, y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.

Hesequías... rasgó sus vestidos... El rasgar sus vestidos fue una forma de expresar horror ante la audaz blasfemia, la asunción de cilicio, un signo de su angustia mental, su entrada en el templo para orar, el refugio de un hombre piadoso en la aflicción, y el envío de un relato del discurso del asirio a Isaías fue para obtener el consejo y el consuelo del profeta.

Esta misión, compuesta por algunos de los más importantes miembros de la corte del tiempo y del sacerdocio, muestra la gran influencia que Isaías, por su carácter profético y sabios consejos, ejerció sobre los procederes de Ezequías, y ninguna circunstancia pudo evidenciar la sabiduría y costumbre de ese monarca. la piedad más llamativa que su solicitud por el consejo y la ayuda de Isaías, como siervo de Yahvé, en esa coyuntura crítica.

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