E hirió a Moab, y los midió con un cordel, arrojándolos a tierra; hasta con dos cordeles midió para darles muerte, y con un cordel completo para mantenerlos vivos. Y así los moabitas se convirtieron en siervos de David, y le trajeron regalos.

Hirió a Moab, y los midió con un cordel. Esto se refiere a una práctica bien conocida de los reyes orientales, de ordenar a sus prisioneros de guerra, particularmente a aquellos que, notorios por la atrocidad de sus crímenes, o distinguidos por el espíritu indomable de su resistencia, habían enfurecido grandemente a los vencedores, que se acostaran en el suelo, y luego dieran muerte a una cierta porción de ellos, la cual era determinada por sorteo, pero más comúnmente por una línea de medición.

Nuestra versión hace que se mate a dos tercios y se deje un tercio. La Septuaginta y la Vulgata hacen una mitad. Este uso bélico no era, tal vez, practicado habitualmente por el pueblo de Dios; pero los escritores judíos afirman que la causa de esta particular severidad contra este pueblo fue el haber masacrado a los padres y a la familia de David, a quienes éste, durante su exilio, había encomendado al rey de Moab.

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