Yo soy de mi amado, y su deseo es para conmigo.

Soy de mi amado. Palabras de las hijas de Jerusalén y de la novia, ahora unidas en una. Se mencionan de nuevo claramente, a medida que se añadían nuevos conversos de entre los indagadores, y estos necesitaban ser exhortados a no entristecer al Espíritu Santo.

Su deseo es para mí, fuerte seguridad. Él nos desea tanto como para darnos sentido de su deseo hacia nosotros.

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