Y a los veinticuatro días del mes primero, estando yo a la orilla del gran río, que es Hidekel;

En el día veinticuatro del primer mes, Nisán, el mes más adecuado para considerar la calamidad de Israel, siendo aquél en el que la fiesta de los panes sin levadura les recordaba su esclavitud egipcia. Daniel se lamentó no solo por los siete días señalados, desde la tarde del 14 al 21 de Nisán, pero tres veces siete días, "tres semanas completas", para señalar un dolor extraordinario.

Su luto terminó el día 21, el día de clausura de la fiesta de la Pascua; pero la visión no es hasta el día 24, por la oposición del "príncipe de Persia".

Yo estaba al lado del gran río, en la realidad de vigilia, no un trance): cuando era más joven, veía el futuro en imágenes, pero ahora, cuando es mayor, recibe revelaciones de los ángeles en un lenguaje común, es decir, en el modo apocalíptico. En el período patriarcal, Dios aparecía a menudo visiblemente, es decir, por teofanía. En los profetas, los siguientes en la sucesión, el carácter interno de la revelación es prominente.

La consumación es cuando el vidente mira hacia arriba desde la tierra hacia el mundo invisible, y los ángeles le muestran el futuro, es decir, el apocalipsis. Así, en el Nuevo Testamento hay una progresión paralela: Dios hecho carne, la actividad espiritual de los apóstoles y el apocalipsis (Auberlen).

Que es Hidekel, el Tigris.

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