Entonces ellos se acercaron y hablaron delante del rey acerca del decreto del rey; ¿No has firmado un decreto, que todo hombre que pida una petición a cualquier dios o hombre dentro de treinta días, excepto a ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey y dijo: Verdad es la cosa, según la ley de los medos y de los persas, que no se altera.

Entonces se acercaron y hablaron delante del rey ... ¿No has firmado un decreto? Antes de mencionar el nombre de Daniel, prologan su ataque alegando el edicto del rey, para lograr que lo confirme de nuevo inalterablemente. No romper una mala promesa no es firmeza, sino obstinación culpable: así Herodes, aunque "arrepentido, sin embargo, por causa de su juramento, y de los que se sentaban con él a la mesa, ordenó" que la cabeza de Juan fuera dada a Herodías.

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