Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de la cautividad de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni al decreto que tú firmaste, sino que hace su petición tres veces al día.

Ese Daniel, despectivamente.

Del cautiverio de Judá, recientemente un cautivo entre tus siervos los babilonios, uno a quien la obediencia humilde más conviene. De este modo agravan su culpa, omitiendo la mención de que fue primer ministro, lo cual sólo podría recordarle a Darío los servicios estatales de Daniel.

No te miraba a ti, porque miraba a Dios .

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