Y comerá el fruto de tu ganado, y el fruto de tu tierra, hasta que seas destruido; lo cual tampoco te dejará grano, vino, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni rebaños de tus ovejas, hasta que él te ha destruido.

Comerá el fruto de tu ganado... Los estragos de un ejército invasor son en todos los casos desastrosos; pero tan grandes y espantosos fueron los excesos cometidos por los romanos, desde el momento en que entraron en Judea, que, según el historiador judío, cada distrito del país por el que pasaron quedó sembrado con los escombros de sus devastaciones.

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