Además, no ha visto el sol, ni ha sabido nada: éste tiene más descanso que el otro.

Esto, sin embargo.

Tiene más descanso que el otro, que el avaro afanoso y sombrío. Cuanto menos envidiable es el estado del embrión, peor es la miseria del rico codicioso. Tiene "descanso" del sufrimiento: no tiene descanso. Él debe ser compadecido, no envidiado.

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