Y el espíritu entró en mí cuando me habló, y me puso sobre mis pies, para que oyera al que me hablaba. Y el espíritu entró en mí cuando me habló, y me puso sobre mis pies, para que oyera al que me hablaba.

El espíritu entró en mí cuando él habló. La PALABRA divina va siempre acompañada del ESPÍRITU.

Me puso sobre mis pies. Había estado "sobre su rostro". A nuestra humillación sigue la exaltación de Dios ( Ezequiel 3:23). Sobre los pies" era la actitud apropiada, cuando fue llamado a caminar y trabajar para Dios ("Caminad como hijos de luz;").

Que oí - más bien, 'entonces oí'.

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