Así haré cesar de ti tu lascivia, y tus fornicaciones traídas de la tierra de Egipto, para que no alces a ellas tus ojos, ni te acuerdes más de Egipto.

Así haré cesar tu lujuria. El cautiverio ha hecho que los judíos desde entonces aborrezcan la idolatría, no sólo a su regreso de Babilonia, sino durante los dieciocho siglos de su dispersión, como estaba predicho.

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