Pero el Rabsaces dijo: ¿Me ha enviado mi amo a tu amo y a ti para hablar estas palabras? ¿No me ha enviado a los hombres que están sentados sobre el muro, para que coman su propio estiércol y beban su propia orina contigo?

¿Me ha enviado mi amo a tu amo...?, ¿Es a tu amo ya ti que soy enviado? No, es para los hombres en el muro, para hacerles saber (tan lejos estoy de desear que no escuchen, como usted desearía) que, a menos que se rindan, serán reducidos a los peores extremos de la hambruna en el asedio. ( explica las palabras aquí),  a saber, comer sus propios excrementos; o, conectando, "para que puedan comer", etc..., con "sentarse sobre la pared"; quienes, mientras sostienen la pared en lugar de rendirse, se exponen a sabiendas a las extremidades más terribles (Maurer). Isaías, como fiel historiador, registra el lenguaje inmundo y blasfemo de los asirios, para señalar correctamente el verdadero carácter del ataque a Jerusalén.

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