Así hablaréis a Ezequías rey de Judá, diciendo: No te engañe tu Dios, en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria.

Así hablaréis a Ezequías. Trata de influir en el mismo Ezequías, como Rabsaces se había dirigido al pueblo.

No dejes que tu Dios... te engañe. (cf)

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