Los hijos recogen leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan su masa, para hacer tortas a la reina del cielo, y para derramar libaciones a dioses ajenos, para provocarme a ira.

Los niños recogen leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan su masa, para hacer tortas a la reina del cielo - no sólo individuos aislados practicaban la idolatría: jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, y familias enteras, aportaban su parte de esfuerzos para promoverlo. Ojalá hubiera el mismo celo por la adoración de Dios que por el error.

Tortas a la reina del cielo. Se hacían tortas de miel, harina fina, etc., en forma redonda plana, para asemejarse al disco de la luna, a la que se ofrecían. Otros leen [limle'ket, por limleket] como margen, 'el marco (o mano de obra; o bien la adoración) del cielo' - es decir, los planetas en general; así la Septuaginta dice [hee stratia] la hostia; pero en otra parte, la Septuaginta lo traduce como "reina del cielo". Los fenicios llamaban a la luna Ahstoreth o Astarte: la esposa de Baal o Moloch, el rey del cielo. La pareja de deidades masculina y femenina simbolizaban los poderes generativos de la naturaleza: de ahí surgió la introducción de la prostitución en el culto. Los babilonios la adoraban como Mylitta, es decir, generativo. Nuestro lunes, o día de la Luna, indica el predominio anterior de la adoración de la luna (nota,).

Para que me provoquen - insinuando designio: al adorar a dioses extraños parecían como si a propósito provocaran a Yahweh.

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