Y comeréis en abundancia, y os saciaréis, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, que ha hecho con vosotros maravillas; y mi pueblo nunca será avergonzado.

Y mi pueblo nunca será avergonzado, no soportará más el "oprobio" del pagano. (Maurer); o más bien, 'no soportará la vergüenza de las esperanzas frustradas', como lo habían hecho los granjeros hasta ahora. Así espiritualmente, esperando en Dios, Su pueblo no tendrá la vergüenza de la desilusión en su expectativa de Él ( "He aquí, pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca de caída; y todo aquel que en él creyere, no será avergonzado"). Los que han llevado la vergüenza transitoria de su cruz escaparán de la vergüenza eterna de los incrédulos.

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