Y cuando vi que no me entregabais, puse mi vida en mis manos, y pasé contra los hijos de Amón, y Jehová los entregó en mi mano; ¿por qué, pues, habéis subido hoy a mí para combatirme?

Puse mi vida en mis manos: una forma común de hablar en el Oriente para emprender un deber de peligro inminente. Esto lo había hecho Jefté, después de haber encontrado y derrotado a los amonitas, con la ayuda de sus voluntarios galaaditas solamente; y puesto que el Señor le había permitido conquistar sin requerir la ayuda de ninguna otra tribu, ¿por qué habrían de ofenderse los efraimitas? Más bien debían estar encantados y agradecidos de que la guerra hubiera terminado sin que ellos hubieran incurrido en ningún trabajo y peligro.

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