Y aconteció en aquellos días, cuando no había rey en Israel, que un cierto levita moraba junto al monte de Efraín, el cual tomó para sí una concubina de Belén de Judá.

Sucedió en aquellos días. El episodio dolorosamente interesante que sigue, junto con la conmoción interna que la noticia produjo en todo el país, pertenece al mismo período temprano de anarquía y desorden reinante.

Un cierto levita ... tomó ... una concubina. Los sacerdotes bajo la ley mosaica gozaban del privilegio de casarse, al igual que otras clases del pueblo. Este levita no había formado una conexión deshonrosa, porque un compromiso nupcial con una concubina-esposa (aunque, al carecer de algunas ceremonias externas, se consideraba una relación secundaria o inferior) poseía la verdadera esencia del matrimonio: no sólo era legal, sino que estaba sancionado por el ejemplo de muchos hombres buenos.

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