Sin embargo, la fuente o el pozo en que haya abundante agua serán limpios; pero lo que toque su cadáver será impuro.

Sin embargo, una fuente o un pozo en el que haya abundante agua, será limpio. La razón de esta excepción es obvia, a saber, que la afluencia de agua fresca eliminaría la impureza causada por el cadáver; y esta era una norma considerada, además de benévola, porque en una región donde el agua es escasa, habría sido una penosa dificultad prohibir toda el agua del manantial o tanque como impura.

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