Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando entréis en la tierra que yo os doy, la tierra guardará un día de reposo para Jehová.

Cuando entréis en la tierra que yo os doy. Se ha cuestionado en qué año, después de la ocupación de Canaán, comenzó a observarse el año sabático. Algunos piensan que fue el séptimo año después de su entrada. Pero otros, considerando que como los primeros seis años se emplearon en la conquista y división de la tierra ( Josué 5:12 ) y que el año sabático debía observarse después de seis años de agricultura, sostienen que la observancia no comenzó hasta el decimocuarto año.

La tierra guardará un día de reposo para el Señor. Comenzaba inmediatamente después de la fiesta de la recolección. Esta era una disposición muy especial. El mandato de dar descanso a la tierra cada siete años, cuando la extensión del país era tan desproporcionada con respecto a su población, debe parecer sumamente extraño a quienes no lo hayan considerado debidamente. La generalidad de la gente lo explicaría tal vez por ser conducente al bien de la tierra, que se agotaría demasiado si no se le permitiera ocasionalmente estar en barbecho. Pero esta no puede ser la razón, porque entonces lo más probable es que una séptima parte de la tierra estuviera en barbecho cada año, y no toda a la vez.

Además, no se habría permitido que produjera nada que pudiera contrarrestar el propósito principal, mientras que toda la semilla que se había esparcido accidentalmente en ella durante la cosecha se dejó crecer hasta la madurez. La idea de barbecho tampoco puede aplicarse con propiedad a los olivares y viñedos, que, aunque no fueron podados ese año, se les permitió llevar todo su fruto a la madurez.

Por lo tanto, hay que buscar otras razones más profundas para este nombramiento. No sólo todos los procesos agrícolas debían interrumpirse cada siete años, sino que los cultivadores no tenían derecho a la tierra. Estaba completamente en barbecho, y sus productos espontáneos eran propiedad común de los pobres y de los forasteros, del ganado y de la caza. Este año de descanso era sin duda para vigorizar los poderes productivos de la tierra, como el sábado semanal era un refrigerio para las personas y el ganado. Pero estaba calculado para enseñar al pueblo, de manera notable, la realidad de la presencia y el poder providencial de Dios, y para adiestrarlo en hábitos de confianza en Él.

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