Y Jesús se puso en pie y mandó que se lo trajeran; y cuando estuvo cerca, le preguntó:

Y Jesús se puso de pie (o "se quedó quieto", como se traduce en Mateo y Marcos), y ordenó que se lo trajeran. Marcos, tiene esta interesante adición: "Y llamaron al ciego, diciéndole: Tranquilízate; levántate, él te llama". Es como alguien que desea sinceramente una entrevista con alguna persona encumbrada, pero un oficial tras otro le dice que es vano esperar, porque no lo logrará, ellos lo saben, pero persiste en esperar alguna respuesta a su demanda, y finalmente se abre la puerta y aparece un sirviente que dice: 'Debes ser admitido; Él te ha llamado.

Sin duda, los que así alentaron al pobre hombre, sabían bien la cura que seguiría. "Y él, arrojando su manto, se levantó y vino a Jesús". ¡Cuán vivo es este toque acerca de desechar su manto! Es evidentemente el comentario de un testigo presencial, que expresa la estimulante esperanza con la que se llenó de inmediato.

Y cuando estuvo cerca, le preguntó:

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