Así también, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

Así también, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

En consecuencia, se añade: "Así tampoco es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños". ¡Cómo, entonces, puede Él sino castigar aquellas "ofensas" que ponen en peligro las almas de estos pequeños!

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